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Foto del escritorAndré Schrei

La importancia de conectarnos, (reflexiones sobre COVID-19)

Actualizado: 18 feb 2021

Más allá de las implicaciones médicas; el mundo está cambiando. Desde una perspectiva macro: las políticas públicas y socioeconómicas; y, desde el individuo: la toma de decisiones y la comunicación. La situación está dictando las nuevas normas de juego en un mundo desconocido.

Sin adjetivarlo de bueno o malo, lo único que sabemos de lo nuevo es que es diferente. Las limitaciones físicas alteran cualquier tipo de servicios; la forma de socializar aún está por determinar y, el mundo físico y nuestras necesidades ya no están alineados, comenzando por las necesidades básicas.

Hay cambios en todos los niveles y esto requiere flexibilidad, resiliencia y adaptación en todos los aspectos. Desde industrias enteras hasta elecciones personales de alimentación.

Una de las carencias evidenciadas es la ausencia de conexión, es decir, la falta de relaciones profundas y pertinentes desde un plano interinstitucional, intercultural e interpersonal. Esto demostrado por medidas de emergencia, pánico e interpretaciones (usualmente) desinformadas. Industrias paralizadas, regiones sin comunicación y encierros obligatorios han sido una medida generalizada de buenas intenciones.

A nivel institucional se dejaron de entender los roles y cuáles son los problemas que deben resolver; a nivel cultural no existe comunicación coherente que mantenga un diálogo para tomar decisiones y, a nivel personal estamos reinterpretando nuestras necesidades más básicas sin una guía clara.

La creación de redes eficientes de comunicación puede simplificar los problemas al generar información directa sobre la problemática a nivel individual, esta debe generarse como un esfuerzo consciente de comunicación y continuidad para que sea de alguna forma pertinente.

La importancia de la conexión va más allá de eficiencia operativa, sino en solución de necesidades concretas en tiempo real. En reconocer las necesidades propias y ajenas; en entablar una discusión sobre la realidad y colaborar en un marco sostenible.

Hoy el mundo está enfocado en una problemática de salud esperando a que sea resuelta de manera centralizada, perdiendo la noción de la realidad ajena a COVID-19. Cuál será la solución a los problemas futuros si no los conocemos y si no conocemos la realidad afuera de nuestra habitación o de nuestra burbuja digital de redes sociales.

Hemos hablado de una era digital por más de treinta años y el distanciamiento social es el que nos obligará a aceptarlo, en cada industria, de forma diferente. La adaptación necesaria no es migrar a un sistema de “delivery” o un sistema “en línea”, sino comprender que los servicios que no cubren una necesidad directa son ineficientes.

El encierro nos obligó a muchos a profundizar en nuestras necesidades más básicas, pero no nos ha enseñado cómo solucionarlas. ¿Cómo cambiaron tus necesidades personales y sociales?

Esta reflexión pretende cuestionar la realidad que conocemos versus la que percibimos. Una realidad en constante cambio, que no volverá a lo que era antes. Además de ello, abrir un debate sobre la situación de hoy que, siendo problemática, es una distracción sobre otros temas que pueden tener mayor impacto en nosotros.

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